16:24
(Koprivstica, entre 1834 y 1837-Ruse, 1879) Escritor búlgaro. Fue miembro del Comité Central Revolucionario Búlgaro de Bucarest y propugnó una federación de pueblos balcánicos. Periodista, es autor de relatos breves, entre ellos El niño mimado, en el que describe la sociedad búlgara bajo el régimen otomano.
16:24
(Mijailovka, 1766-San Petersburgo, 1826) Escritor e historiador ruso. Introdujo la sensibilidad prerromántica en las letras rusas con Cartas de un viajero ruso (1791-1792), La pobre Lisa (1792) y Julia (1796). Nombrado historiógrafo del zar (1803) trabajó hasta su muerte en una Historia del Imperio ruso (1816-1826).
16:23
(Trípoli, 1921-Enfe, 1987) Político libanés. Dirigente del Partido Islámico Moderado, desempeñó varios cargos ministeriales y fue primer ministro en varias ocasiones entre 1955 y 1984. Considerado como nacionalista tolerante con los palestinos, consiguió estabilizar la situación entre el ejército y las guerrillas y trabajó en pro del entendimiento con Egipto. Murió asesinado.
16:23
(Próti, 1907 - Atenas, 1998) Político griego, presidente de la República entre 1980 y 1985 y entre 1990 y 1995. Hijo de un maestro de escuela y plantador de tabaco, su matrimonio con la sobrina de un famoso político y sus excepcionales cualidades personales le permitieron introducirse con éxito en los ambientes elitistas.
Tras licenciarse en Derecho por la Universidad de Atenas (1932), abrió un bufete de abogados, y ya en 1935 comenzó su carrera política en el Partido Populista, que le procuró un escaño parlamentario por el distrito de Serres. Al iniciarse la dictadura del general Metaxas (1936), hubo, como otros demócratas, de retirarse de la actividad política.
No fue hasta 1946, tras los años de la guerra mundial, cuando Karamanlis regresó a la política como ministro de Trabajo en el gobierno del populista Konstantinos Tsaldaris (1946-1947); más tarde se hizo cargo de las carteras de Comunicaciones, Asuntos Sociales y Defensa (1948-1959). En 1951 se retiró del Partido Populista para unirse a la Unión Helénica (EE) del mariscal Alexandros Papagos, en cuyo gobierno (1952-1955) sirvió como ministro de Obras Públicas.
A la muerte de Papagos (1955), Karamanlis, con la colaboración de círculos cortesanos, se hizo con la jefatura de la EE y del Gobierno, para el que fue designado por el rey Pablo I el 1 de octubre. En 1956 transformó la EE en Unión Nacional Radical (ERE), que en las elecciones del 19 de febrero obtuvo una mayoría de 165 escaños con el 47% de los votos. Desde este momento y hasta 1963 (salvo la breve interrupción del gobierno técnico de Konstantinos Georgakopoulos en 1955) Karamanlis gobernó con mano firme, incluso autoritaria, proporcionando al país uno de los períodos de estabilidad y progreso más prolongados.
Fueron años de importantes transformaciones sociales y económicas, que acercaron a Grecia a los estándares de Europa Occidental, mientras que en el exterior destacaron el buen nivel de relaciones con la OTAN (instalación en territorio griego de misiles nucleares de alcance medio en 1962) y la CEE. El conservadurismo de Karamanlis, hostil al comunismo, le convirtió en un amigo de EE.UU. Asimismo en 1959 estampó su firma al Tratado de Munich, que dio luz verde a la independencia de Chipre en 1960.
Tras ganar sucesivamente las legislativas de 1958 (11 de marzo) y 1961 (29 de octubre), el escándalo del asesinato del diputado izquierdista Grigoris Lambrakis a manos de elementos ultraderechistas acarreó su dimisión el 11 de junio de 1963, exigida ya por la oposición tras conocerse que había dado el visto bueno a un supuesto plan de golpe militar en caso de que el ERE perdiera las elecciones de 1961. Precisamente el ERE perdió después, el 3 de noviembre, las elecciones ante la Unión de Centro de su rival Georgios Papandreou, por lo que Karamanlis anunció su abandonó de la política y del país y fijó su residencia en París. Panayotis Kannelopoulos se hizo cargo del ERE.
Diez años después, el 23 de abril de 1973, con la dictadura militar instalada en Grecia desde 1967, Karamanlis ("el gran silencioso", por su reiterado mutismo sobre la situación del país) lanzó desde su autoexilio un manifiesto de denuncia de la oligarquía, a la que hacía cómplice de la prolongación del régimen militar, y de EE.UU. por su intromisión en la economía nacional, por lo que exigía el restablecimiento de la democracia. La torpe maniobra de diversión en Chipre en julio de 1974 precipitó la caída de la acosada junta de coroneles; el día 24 dimitía el presidente-general Phaidon Gizikis, al tiempo que Karamanlis regresaba triunfalmente a Atenas para hacerse cargo del gobierno provisional.
Karamanlis jurando el cargo (1974)
En esta su segunda etapa de gobierno, Karamanlis mostró un talante más progresista, de decidido compromiso democrático: liberó a los presos políticos, restableció la libertad de prensa, sometió a proceso a los jefes de la dictadura y a referéndum el sistema de gobierno (8 de diciembre de 1974), que quedó definitivamente republicano. Asimismo, normalizó las relaciones exteriores, con la reintegración de las fuerzas griegas en la estructura militar de la OTAN (20 de octubre de 1980), su esfuerzo en quitar hierro a la enconada enemistad con Turquía y el inicio del proceso de entrada en la CEE, asegurada con la firma del Tratado de Adhesión en Atenas el 28 de mayo de 1979.
Tales esfuerzos le valieron a Karamanlis el Premio Carlomagno en 1978. En lo político, fundó Nueva Democracia (ND), un conglomerado de fuerzas conservadoras que iban desde colaboradores pasivos con la dictadura a resistentes demócratas, pasando por elementos monárquicos. Con ella se impuso cómodamente en las elecciones celebradas el 17 de noviembre de 1974 (54,3% de los votos y 220 escaños) y 20 de noviembre de 1977 (42% y 171 escaños).
En 1980 dimitió con el fin de optar al puesto, fundamentalmente protocolario, de presidente de la República, para el que efectivamente fue elegido por el Parlamento el 5 de mayo con un mandato quinquenal y en sustitución de su correligionario K. Tsatsos. En la jefatura del Gobierno le sucedió el líder del grupo parlamentario de ND, Georgios Rallis. Karamanlis dimitió el 10 de marzo de 1985, poco antes de las elecciones, al retirarle el apoyo el gobernante Movimiento Socialista Pan-Helénico (PASOK) en beneficio de C. Sartzetakis. El 4 de mayo de 1990 fue nuevamente elegido Karamanlis y, concluido el mandato, transfirió sus funciones al socialista K. Stephanopoulos el 10 de marzo de 1995.
Tras licenciarse en Derecho por la Universidad de Atenas (1932), abrió un bufete de abogados, y ya en 1935 comenzó su carrera política en el Partido Populista, que le procuró un escaño parlamentario por el distrito de Serres. Al iniciarse la dictadura del general Metaxas (1936), hubo, como otros demócratas, de retirarse de la actividad política.
No fue hasta 1946, tras los años de la guerra mundial, cuando Karamanlis regresó a la política como ministro de Trabajo en el gobierno del populista Konstantinos Tsaldaris (1946-1947); más tarde se hizo cargo de las carteras de Comunicaciones, Asuntos Sociales y Defensa (1948-1959). En 1951 se retiró del Partido Populista para unirse a la Unión Helénica (EE) del mariscal Alexandros Papagos, en cuyo gobierno (1952-1955) sirvió como ministro de Obras Públicas.
A la muerte de Papagos (1955), Karamanlis, con la colaboración de círculos cortesanos, se hizo con la jefatura de la EE y del Gobierno, para el que fue designado por el rey Pablo I el 1 de octubre. En 1956 transformó la EE en Unión Nacional Radical (ERE), que en las elecciones del 19 de febrero obtuvo una mayoría de 165 escaños con el 47% de los votos. Desde este momento y hasta 1963 (salvo la breve interrupción del gobierno técnico de Konstantinos Georgakopoulos en 1955) Karamanlis gobernó con mano firme, incluso autoritaria, proporcionando al país uno de los períodos de estabilidad y progreso más prolongados.
Fueron años de importantes transformaciones sociales y económicas, que acercaron a Grecia a los estándares de Europa Occidental, mientras que en el exterior destacaron el buen nivel de relaciones con la OTAN (instalación en territorio griego de misiles nucleares de alcance medio en 1962) y la CEE. El conservadurismo de Karamanlis, hostil al comunismo, le convirtió en un amigo de EE.UU. Asimismo en 1959 estampó su firma al Tratado de Munich, que dio luz verde a la independencia de Chipre en 1960.
Tras ganar sucesivamente las legislativas de 1958 (11 de marzo) y 1961 (29 de octubre), el escándalo del asesinato del diputado izquierdista Grigoris Lambrakis a manos de elementos ultraderechistas acarreó su dimisión el 11 de junio de 1963, exigida ya por la oposición tras conocerse que había dado el visto bueno a un supuesto plan de golpe militar en caso de que el ERE perdiera las elecciones de 1961. Precisamente el ERE perdió después, el 3 de noviembre, las elecciones ante la Unión de Centro de su rival Georgios Papandreou, por lo que Karamanlis anunció su abandonó de la política y del país y fijó su residencia en París. Panayotis Kannelopoulos se hizo cargo del ERE.
Diez años después, el 23 de abril de 1973, con la dictadura militar instalada en Grecia desde 1967, Karamanlis ("el gran silencioso", por su reiterado mutismo sobre la situación del país) lanzó desde su autoexilio un manifiesto de denuncia de la oligarquía, a la que hacía cómplice de la prolongación del régimen militar, y de EE.UU. por su intromisión en la economía nacional, por lo que exigía el restablecimiento de la democracia. La torpe maniobra de diversión en Chipre en julio de 1974 precipitó la caída de la acosada junta de coroneles; el día 24 dimitía el presidente-general Phaidon Gizikis, al tiempo que Karamanlis regresaba triunfalmente a Atenas para hacerse cargo del gobierno provisional.
Karamanlis jurando el cargo (1974)
En esta su segunda etapa de gobierno, Karamanlis mostró un talante más progresista, de decidido compromiso democrático: liberó a los presos políticos, restableció la libertad de prensa, sometió a proceso a los jefes de la dictadura y a referéndum el sistema de gobierno (8 de diciembre de 1974), que quedó definitivamente republicano. Asimismo, normalizó las relaciones exteriores, con la reintegración de las fuerzas griegas en la estructura militar de la OTAN (20 de octubre de 1980), su esfuerzo en quitar hierro a la enconada enemistad con Turquía y el inicio del proceso de entrada en la CEE, asegurada con la firma del Tratado de Adhesión en Atenas el 28 de mayo de 1979.
Tales esfuerzos le valieron a Karamanlis el Premio Carlomagno en 1978. En lo político, fundó Nueva Democracia (ND), un conglomerado de fuerzas conservadoras que iban desde colaboradores pasivos con la dictadura a resistentes demócratas, pasando por elementos monárquicos. Con ella se impuso cómodamente en las elecciones celebradas el 17 de noviembre de 1974 (54,3% de los votos y 220 escaños) y 20 de noviembre de 1977 (42% y 171 escaños).
En 1980 dimitió con el fin de optar al puesto, fundamentalmente protocolario, de presidente de la República, para el que efectivamente fue elegido por el Parlamento el 5 de mayo con un mandato quinquenal y en sustitución de su correligionario K. Tsatsos. En la jefatura del Gobierno le sucedió el líder del grupo parlamentario de ND, Georgios Rallis. Karamanlis dimitió el 10 de marzo de 1985, poco antes de las elecciones, al retirarle el apoyo el gobernante Movimiento Socialista Pan-Helénico (PASOK) en beneficio de C. Sartzetakis. El 4 de mayo de 1990 fue nuevamente elegido Karamanlis y, concluido el mandato, transfirió sus funciones al socialista K. Stephanopoulos el 10 de marzo de 1995.
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(Salzburgo, actual Austria, 1908-Anif, id., 1989) Director de orquesta austriaco. Reverenciado y detestado, siempre polémico, si hay un músico que represente mejor que nadie la dirección orquestal durante el siglo XX, ése ha sido Von Karajan. Por un lado su carisma, su forma apasionada de acercarse a la música, su capacidad única para arrancar las más brillantes sonoridades a la orquesta (aunque basado en una realidad, se ha convertido ya en un tópico hablar del «sonido Karajan») y, por otro, tanto su culto a la técnica y los estudios de grabación como su profundo conocimiento del mercado discográfico lo convirtieron en la batuta más popular y aclamada de toda la centuria y también en una de las más vilipendiadas por quienes le criticaban su afán megalómano, su superficialidad a la hora de afrontar el repertorio y su conservadurismo estético, cerrado a las nuevas corrientes musicales de su tiempo. Acusaciones estas que, siendo ciertas en el fondo, no pueden hacer olvidar su magisterio en la interpretación de las grandes obras del repertorio sinfónico y operístico romántico, con Beethoven, Chaikovski y Richard Strauss a la cabeza.
Herbert von Karajan
La música fue algo habitual para Karajan desde su más tierna infancia: su padre era clarinetista aficionado y su hermano, organista. El primer instrumento del pequeño Herbert fue el piano, en cuya práctica se inició en el prestigioso Mozarteum de su ciudad natal. Alentado por su maestro Bernhard Paumgartner, se trasladó a Viena, donde su interés derivó hacia la dirección orquestal.
Su debut en tal disciplina, al frente de una orquesta de estudiantes, tuvo lugar en la Academia de Música de la capital austriaca en 1928. El oficial, al frente de una orquesta profesional, la de Salzburgo, se produjo poco después, en 1929, año, además, en que fue nombrado director de orquesta del modesto teatro de la Ópera de Ulm, cargo en el que permaneció hasta 1934 y en el cual adquirió, mediante la práctica diaria, la experiencia y técnica indispensables para abordar destinos y metas más altos.
Durante el III Reich, en un momento en que las mejores batutas (Erich Kleiber, Bruno Walter, Otto Klemperer) se hallaban en el exilio, Von Karajan se confirmó como la nueva promesa de la escuela directorial germánica. En esa época debutó en las óperas de Viena (1937) y Berlín (1938), la segunda de las cuales dirigió como titular desde 1939 hasta el final de la Segunda Guerra Mundial. La derrota de Alemania frenó temporalmente su carrera al serle prohibida toda actuación por su clara vinculación al régimen hitleriano.
Este veto se mantuvo hasta 1947, año a partir del cual puede decirse que el fenómeno Karajan alcanza toda su magnitud. En este sentido, tiene especial trascendencia el año 1948, cuando, a instancias del productor discográfico británico Walter Legge, fue nombrado titular de la Philharmonic Orchestra de Londres, con la que realizó una larga serie de grabaciones que hicieron de él una estrella internacional.
A la muerte de Wilhelm Furtwängler en 1954, Von Karajan abandonó la formación londinense para aceptar la dirección de la Filarmónica de Berlín, la orquesta cuya dirección había constituido desde siempre uno de sus más anhelados objetivos y al frente de la que ya había debutado en 1938. Desde 1955 hasta 1989, cuando presentó su dimisión por motivos de salud, fue titular de esta formación, una de las más prestigiosas del mundo.
Con ella, así como con la Filarmónica de Viena, realizó sus mejores grabaciones discográficas, con un repertorio que abarcaba desde la música de autores barrocos, como Johann Sebastian Bach, hasta alguna incursión en el repertorio contemporáneo, con obras de Stravinski y la Segunda Escuela de Viena. Aunque tras su muerte la calidad de su legado ha sido cuestionada por algunos críticos, lo cierto es que Von Karajan es, por derecho propio, uno de los mayores directores que ha dado el siglo XX.
Herbert von Karajan
La música fue algo habitual para Karajan desde su más tierna infancia: su padre era clarinetista aficionado y su hermano, organista. El primer instrumento del pequeño Herbert fue el piano, en cuya práctica se inició en el prestigioso Mozarteum de su ciudad natal. Alentado por su maestro Bernhard Paumgartner, se trasladó a Viena, donde su interés derivó hacia la dirección orquestal.
Su debut en tal disciplina, al frente de una orquesta de estudiantes, tuvo lugar en la Academia de Música de la capital austriaca en 1928. El oficial, al frente de una orquesta profesional, la de Salzburgo, se produjo poco después, en 1929, año, además, en que fue nombrado director de orquesta del modesto teatro de la Ópera de Ulm, cargo en el que permaneció hasta 1934 y en el cual adquirió, mediante la práctica diaria, la experiencia y técnica indispensables para abordar destinos y metas más altos.
Durante el III Reich, en un momento en que las mejores batutas (Erich Kleiber, Bruno Walter, Otto Klemperer) se hallaban en el exilio, Von Karajan se confirmó como la nueva promesa de la escuela directorial germánica. En esa época debutó en las óperas de Viena (1937) y Berlín (1938), la segunda de las cuales dirigió como titular desde 1939 hasta el final de la Segunda Guerra Mundial. La derrota de Alemania frenó temporalmente su carrera al serle prohibida toda actuación por su clara vinculación al régimen hitleriano.
Este veto se mantuvo hasta 1947, año a partir del cual puede decirse que el fenómeno Karajan alcanza toda su magnitud. En este sentido, tiene especial trascendencia el año 1948, cuando, a instancias del productor discográfico británico Walter Legge, fue nombrado titular de la Philharmonic Orchestra de Londres, con la que realizó una larga serie de grabaciones que hicieron de él una estrella internacional.
A la muerte de Wilhelm Furtwängler en 1954, Von Karajan abandonó la formación londinense para aceptar la dirección de la Filarmónica de Berlín, la orquesta cuya dirección había constituido desde siempre uno de sus más anhelados objetivos y al frente de la que ya había debutado en 1938. Desde 1955 hasta 1989, cuando presentó su dimisión por motivos de salud, fue titular de esta formación, una de las más prestigiosas del mundo.
Con ella, así como con la Filarmónica de Viena, realizó sus mejores grabaciones discográficas, con un repertorio que abarcaba desde la música de autores barrocos, como Johann Sebastian Bach, hasta alguna incursión en el repertorio contemporáneo, con obras de Stravinski y la Segunda Escuela de Viena. Aunque tras su muerte la calidad de su legado ha sido cuestionada por algunos críticos, lo cierto es que Von Karajan es, por derecho propio, uno de los mayores directores que ha dado el siglo XX.
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(San Petersburgo, 1893-París, 1976) Príncipe regente de Yugoslavia (1934-1941). Regente durante la minoría de edad de Pedro II. Se vio obligado a conceder a Croacia una amplia autonomía. Pese a sus ideas neutralistas, tuvo que firmar una alianza con Alemania en la II Guerra Mundial (1941), lo que provocó el golpe de estado del general Simovich y su destitución.
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Dinastía serbia fundada por Gjorgje Petrovich Karagjorgje. Sus principales representantes fueron Alejandro, príncipe de Serbia (1842-1858), y los monarcas Pedro I (1903-1921), Alejandro I (1921-1934) y Pedro II (1934-1945).